El gran objetivo de las prácticas yóguicas y tántricas es el desbloqueamiento de los nadis (‘ríos’) y el despertar de la energía kundalinī.
No obstante, los instructores de yoga advierten sobre el peligro que acarrea un despertar prematuro de la serpiente. En este sentido, todos los grandes maestros espirituales, advierten a este respecto, la necesidad de no forzar nunca en absoluto esta energía.
Tanto el tantra como el kundalinī yoga, son consideradas técnicas peligrosas. Por ejemplo, Swami Prabhavananda advierte acerca de los peligrosos efectos físicos que pueden resultar de los ejercicios de respiración del kundalinī yoga: «A menos que se hagan correctamente, hay una buena posibilidad de dañar el cerebro. Y las personas que practican este tipo de respiración sin una supervisión adecuada pueden sufrir una enfermedad que ninguna ciencia o médico conocidos pueden curar».
Muchos yoguis advierten que la práctica del yoga puede poner en peligro la cordura de una persona. En algún libro sobre yoga se cuenta el caso de un practicante occidental de fines del siglo XX autodenominado Gopi Krishna que —sin guía— dijo haber despertado su kundalinī haciendo meditación en su chakra de la corona. Su vida después del despertar fue tan bendita por la dicha y la euforia como atormentada por la incomodidad física y mental. Con el tiempo su experiencia se estabilizó. Al describir el despertar de la kundalinī (el poder de la serpiente enroscada), Gopi Krishna registra su propia experiencia de la siguiente manera: «Fue variable durante muchos años, dolorosa, obsesiva... He pasado por casi todas las etapas de ... tipos de mente: mediúmnica, psicótica y otras; durante un tiempo estuve alternando entre la cordura y la locura».
jueves, 3 de enero de 2008
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